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Resumen

Diversidad religiosa y urbanismo: un estudio del caso, la ciudad de Olot

 

Autores/as: Jordi Feu Gelis, Xavier Casademont Falguera

Institución: Universidad de Girona

 

Sin el menor asomo de duda, el proceso migratorio que ha experimentado la ciudad de Olot entre la década de los años ochenta y hasta la actualidad ha sido uno de los más destacados que se han vivido en la historia. No parece nada osado afirmar que el impacto de los flujos migratorios extranjeros ha sido, como mínimo, similar a la llegada de la inmigración española en mitad del siglo anterior.

La inmigración extranjera en Olot se empieza a visualizar a finales de la década de los años setenta. En estos momentos, la presencia de personas de nacionalidad extranjera es casi anecdótica y no adquiere una importancia cuantitativa destacada. Los primeros inmigrantes que llegan son marroquíes, algunos de los cuales han pasado antes por la ciudad de Barcelona para trabajar en la construcción, y no han sufrido dificultades de tipo legal y administrativo para poder desplazarse, residir y trabajar en Catalunya. Desde Barcelona, algunos llegarán a Olot, dónde trabajarán en periodos concretos, inicialmente con viajes de ida y retorno a su país de origen y, más adelante, estableciéndose definitivamente.

Los primeros flujos que llegan son importantes porque significan el embrión de una etapa que en los sucesivos años acontecerá muy relevante. En todo caso, este primer embrión de los flujos migratorios extranjeros será la base de una etapa más destacada, comprendida entre los últimos años de la década de los ochenta y la de los noventa, en los cuales la inmigración, sobre todo la que proviene de Marruecos y de Gambia, deja de ser considerada coyuntural para convertirse en una realidad estructural en la ciudad.

Son dos, por lo tanto, los grandes periodos de llegada de inmigración extranjera que desde principios de los setenta han afectado en Olot. Un periodo comprendido entre los años ochenta y noventa y, el otro, a partir del año 2000 y hasta el 2008, aproximadamente.

En este primer periodo, el de la década de los ochenta y noventa, la mayoría de los extranjeros que llegan son marroquíes y gambianos de etnia sarahule, aun cuando también hay personas de otros países del Magreb, así como del África sudsahariana. Se trata de una inmigración que se incorpora a la ciudad, en cierta medida, de manera relativamente escalonada, y que convertirá estos dos col·lectivos en los mayoritarios durante muchos años.

Por otra parte, la primera década del siglo XXI es extremadamente destacada con respecto a los cambios estructurales que vive la ciudad. Unos cambios que se hacen especialmente patentes en el terreno de la demografía, pero que paralelamente se reproducen en otros ámbitos, transformando de manera radical el paisaje humano de la ciudad. En un contexto de consolidación de la globalización, de libre circulación de los productos y del capital financiero, las personas también se desplazan de un país a otro con tal de ganarse la vida. En este contexto, pero, las trabas legales que intentarán poner freno a la llegada de población extranjera y asegurar su legalidad, pondrá más difíciles las cosas a los extranjeros que vienen a instalarse en nuestra casa. Se puede afirmar, pues, que la inmigración contribuye a la metamorfosis que experimenta la ciudad en muchos ámbitos, como por ejemplo el urbanismo, las infraestructuras, las familias, la situación social, etc.

La inmigración que llega a Olot se explica por causas fundamentalmente económicas y familiares. La estructura productiva de la comarca y el buen ciclo económico de este periodo demanda una cantidad importante de trabajadores –mayoritariamente poco cualificados- con tal de insertarse en el tejido industrial y en el sector servicios. Con el paso del tiempo, los primeros inmigrantes extranjeros ejercerán el derecho al reagrupamiento familiar, por lo cual llegarán un número importante de cónyuges y hijos, produciendo cambios importantes en muchos ámbitos. La educación es uno de los ámbitos que experimentará de manera más lacerante los efectos del reagrupamiento familiar que pondrá a prueba la capacidad de adaptación del modelo escolar de la ciudad y planteará retos muy importantes desde el punto de vista de la cohesión social, la igualdad de oportunidades y la calidad educativa.

Es a partir del año 2000 que, en plena consonancia con la tónica que afecta el conjunto de Catalunya, la inmigración en la ciudad vive un periodo muy destacado tanto por la cantidad de personas que se instalan como por la heterogeneidad. El perfil mayoritario del inmigrante extranjero cambia, especialmente con respecto a la nacionalidad, con la llegada de población de nacionalidad india (de la región del Punjab y de religión sikh), de la China, y en menor medida de países de Europa del Este (Rumanía y Ucrania) y del centro y sur- América (Argentina, Colombia, Perú, etc.)

Este incremento de las nacionalidades de origen de los inmigrantes extranjeros supone, también, y entre otras muchas cosas, un incremento de la diversidad religiosa. Si bien no se puede caer en el error de establecer una relación directa entre un país de origen y una religión, es cierto que muchos de los extranjeros que llegan a la ciudad querrán vivir su religiosidad en la ciudad, no sólo de manera individual, sino que con el paso del tiempo de manera colectiva.


Organiza:   ICE - Universitat de Girona          ICE - Universitat de Barcelona


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