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Página principal > Presentación Presentación Tenemos la suerte de vivir en una sociedad abierta, libre y plural; somos afortunados también de poder vivir un tiempo lleno de oportunidades, de posibilidades y de facilidades impensables hace sólo unos años.Pero en esta sociedad y en este tiempo las desigualdades se hacen todavía más evidentes y las injusticias resultan más insoportables, y los conflictos —algunos de ellos inherentes a la libertad y al pluralismo, pero otros fruto de la exclusión y de las discriminaciones— menudean y ponen a prueba la convivencia social y la consecución de las finalidades del sistema educativo. Los Planes de convivencia se han presentado como instrumento para hacer frente a estos desafíos. ¿Hasta qué punto, sin embargo, se pueden convertir en un nuevo documento burocrático, más retórico y formal que asumido y eficaz? ¿O en una especie de envoltorio de algodón para ocultar desigualdades y conflictos, y aparentar una armonía irreal? ¿O en un arma para combatir las violencias y disrupciones protagonizadas mayoritariamente por pobres, marginales y extraños? ¿O pueden ser de verdad una vía para encarar la formación de ciudadanos para que se entrenen para vivir en sociedades complejas y conflictivas, una respuesta a las demandas insistentes de una sociedad que se ha dado cuenta de que otras agencias de socialización han decaído o trabajan en otra dirección? La inmigración extranjera forma parte también de esta complejidad, de este pluralismo y de esta conflictividad. Pero ha tenido la virtud de hacernos dar cuenta de los sesgos de la cultura hegemónica que se transmite a través de todas las agencias de transmisión, singularmente de los centros educativos y de los medios de comunicación: la supremacía occidental, en todos los campos —histórico, científico, tecnológico, artístico y ético— y el olvido, la ignorancia o el menosprecio de la cultura, la ciencia, las artes o los valores no occidentales. Nos ha hecho dar cuenta también de que la educación no racista (que trabaja los estereotipos y los prejuicios y combate las agresiones y los comportamientos racistas) no es suficiente y que es necesario encarar decididamente una educación antirracista que ponga énfasis, además, en los aspectos cognitivos, que cuestione las bases del racismo de hoy (la modernidad como paradigma único, los estados como garantes de los derechos humanos, la etnicidad...) y que confronte las finalidades de la educación con algunas leyes, normas y estructuras que las limitan o contradicen. Éstas son las preocupaciones y las preguntas que quiere plantear y ayudar a resolver esta nueva edición del Simposio, con la colaboración tanto de expertos reconocidos como de profesionales en activo, en sintonía con lo que han sido los simposios anteriores, y que la participación crítica de tantos docentes y educadores ha validado. |
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